Los orígenes de la cuarentena
18/03/2020
Los orígenes de la cuarentena
18 de marzo de 2020
La llegada del SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19, ha supuesto un terremoto en España a todos los niveles. En enero y febrero seguimos, en la distancia, las noticias que nos llegaban desde China. Un nuevo coronavirus humano mortal, el tercero que conocemos, apareció en Wuhan. Y con cierta incredulidad hemos visto cómo ha traspasado fronteras sin control. Ahora ha llegado el control, por parte de los gobiernos, y nos preguntamos si es acorde a la situación.
Existe un espectro entre los observadores del fenómeno coronavirus que va desde personas que opinaban que la cuarentena era innecesaria hasta los más alarmistas, que se lavan las manos cada vez que cambian de canal con el mando a distancia. Los primeros se excusan en que tanto la enfermedad como el porcentaje de mortalidad no son muy diferentes de los de una gripe fuerte. Los segundos, compraron paquetes de mascarillas, guantes y gel desinfectante cuando se conoció el brote en China.
Hemos comprobado en nuestras fronteras que, si algo hace este virus, es dispersarse rápidamente. De ahí las curvas de infectados observadas en toda España. Pero, bajo el paraguas de que la mortalidad es baja, no se ha alarmado. También se debe a que hacer otra cosa con apenas unas decenas de casos confirmados en España podría haber sonado a alarmismo infundado.
Sin embargo, nos encontramos en una situación insólita. Estado de emergencia nacional, cierre de institutos, universidades, restaurantes, controles en la calle para evitar desplazamientos que no sean para comprar comida o medicamentos. ¿Cómo hemos llegado a esto? Existen muchas razones.
Si empezamos buscando culpables, a nivel político no se tomaron medidas hasta que los hospitales, especialmente en Madrid, estaban colapsados de enfermos. La Organización Mundial de la Salud decretó la situación de emergencia global el 11 de marzo, cuando había más de 3.000 infectados en España. Paulatinamente, se fueron controlando o posponiendo eventos deportivos y culturales mientras seguía expandiéndose el virus por todo el país. Con casi 8.000 infectados por el SARS-CoV-2, el Gobierno, por fin, estimó oportuno establecer el estado de emergencia. Se cerraron bares, restaurantes y cuarentena para todos los ciudadanos. Solo podían abrir supermercados y farmacias. Las consecuencias aún están por determinar.
A nivel ciudadano también hay que buscar responsables. La baja sensación de alarma tras la llegada del virus a España relajó a la gente. Con decenas de miles de infectados por todo el mundo, especialmente en nuestro vecino Italia, siguió la tranquilidad. El cierre de colegios y universidades fue entendido por algunos irresponsables como unas vacaciones. Se reunían las familias en parques y bares. Universitarios y familias aprovecharon para salir de Madrid, principal foco de infección, a todo el país. Pese a la cuarentena, la gente ha seguido saliendo a correr, a hacer ciclismo o a pasear.
En conjunto, se puede hablar de un desastre a nivel colectivo como sociedad. Ni el estrato político ni los ciudadanos se han comportado de una forma responsable. A día de hoy, posiblemente la tasa de mortalidad en España está sobrevalorada por el insuficiente número de test realizados. Sin duda, la infraestructura sanitaria pública en España, envidiable en muchos sentidos, se ha visto lastrada en las últimas décadas. Y eso ha permitido que un virus altamente contagioso, aunque no especialmente mortal, haya detenido completamente al país. Nos hemos acordado de lo importante que es invertir en sanidad y en investigación. Más vale tarde que nunca.