La segunda ola de COVID-19

09/05/2020

La segunda ola de COVID-19

9 de mayo de 2020

En este artículo vamos a hablar de qué posibilidades existen de que llegue una segunda ola de infectados por el SARS-CoV-2, virus causante de la enfermedad COVID-19. Se vuelve importante hablar de este tema ahora que está iniciéndose en muchos países una desescalada de las medidas de seguridad y contención cuando aún no está diponible ningún tipo de vacuna, aunque hay varias en desarollo.

Empecemos hablando de un virus muy conocido, causante de la gripe. Este virus se llama Influenza. Su nombre, como nos cuenta el Dr. José M. Jiménez, viene del italiano, dado que se asociaba a que aparecía por influenza di freddo, que en español significa “influencia del frío“. Aparte del frío, las épocas de gripe se asocian a una disminución de la luz solar recibida, que ayuda a nuestro cuerpo a sintetizar vitamina D. La vitamina D se ha asociado a una mejora de nuestro sistema inmunitario.

Imagen por cottonbro, Pexels.com

Por lo tanto, con el frío y la oscuridad, nuestro cuerpo baja sus defensas. A eso hay que añadirle que en invierno solemos reunirnos en sitios cerrados, aislados del frío de la calle. Mucha gente respirando el mismo aire facilita el contagio del virus a un gran número de personas. La palabra “gripe” tiene su origen en un dialecto del alemán hablado en Suiza que significa precisamente “acurrucarse”. A día de hoy, sabemos que la gripe necesita obligatoriamente la presencia del virus en tu organismo.

Dicho esto, ¿podemos esperar que en invierno aparezca una segunda ola de coronavirus? No está claro que haya que esperar al frío. Por supuesto que un sistema inmunitario en horas bajas puede favorecer que esto aparezca. Sin embargo, es algo que aún no se ha demostrado. Recientemente, un artículo científico publicado en The Lancet recogió datos de distintos países para establecer qué climas podrían beneficiar la expansión del virus.

Según indican, la habilidad de SARS-CoV-2 para diseminarse eficientemente por todo el globo sugiere que la estacionalidad no puede ser considerada como un factor clave en la transmisión del coronavirus. Se basan en la dispersión del virus en países con climas cálidos, secos, fríos y húmedos. Por ejemplo, en países como Burkina Faso, Panamá o Paraguay, con temperaturas medias superiores a 25 ºC entre enero y marzo también se vio transmisión de virus. Esto indicaría que, al levantarse ciertas restricciones en España, no podemos relajarnos.

Termómetro en verano, Pixabay

Sabemos que este tipo de virus respiratorios se contagian por clusters o grupos. Esto significa que cuando una persona contagiada está en una reunión con un grupo de gente susceptible, es muy probable que el contacto cercano ocasione un cluster de infectados capaces de transmitir el virus a más personas. Por lo tanto, no hace falta esperar a octubre o noviembre para que llegue una segunda ola. Puede darse perfectamente en junio o julio.

Al virus de la gripe, en cambio, le cuesta más expandirse en esos meses Recordemos la influenza di freddo. La pregunta, por tanto, sería ¿qué pasa con este virus en verano? ¿Dónde se esconde la gripe? La clave está en su capacidad para ir moviéndose hacia donde haya frío, cambiando de un hemisferio terrestre a otro, y también en algunos asintomáticos. Al igual que se decía de Carlos I, en el imperio de la gripe, nunca se pone, irónicamente, el sol.

A día de hoy, en España hay 225.000 infectados confirmados. Según expertos como el doctor Adolfo García Sastre, aproximadamente hay unas 10 veces más infectados de los detectados debido a los asintomáticos. Por lo tanto, la cifra subiría a algo más de 2 millones. Eso significaría que aún hay 45 millones de personas susceptibles de ser infectadas porque no han entrado en contacto con el virus. Por ello, se recomienda mantener las precauciones durante el verano con el coronavirus. El calor no lo va a detener, sólo la responsabilidad ciudadana lo hará en forma de mascarillas y distanciamiento social.

Ir a Arriba