La anomalía magnética del Atlántico Sur crece y podría afectar satélites

18/10/2025

La anomalía magnética del Atlántico Sur crece y podría afectar satélites

18 de octubre de 2025

Un escudo que se debilita

La Tierra está protegida por un escudo invisible: su campo magnético. Este escudo desvía la radiación solar más dañina y nos permite tener atmósfera, vida y tecnología sin que todo se fría. Pero, como todo lo vivo y dinámico, el campo magnético no es estático. Tiembla, cambia y, en algunos lugares, se debilita.

Una de esas zonas vulnerables es la llamada Anomalía Magnética del Atlántico Sur (SAA, por sus siglas en inglés). Se extiende sobre Brasil, Argentina, Uruguay y parte del Atlántico Sur. En esa región, el campo magnético es más débil de lo normal, y los científicos han descubierto que sigue creciendo.

¿Qué es exactamente esta anomalía?

Imagina el campo magnético de la Tierra como las líneas de un imán gigante que nace del núcleo de hierro líquido que hierve bajo nuestros pies. Esas líneas deberían ser simétricas, pero no lo son del todo. Por debajo del Atlántico Sur hay una zona donde el “imán” terrestre se desordena.

El resultado: una burbuja de campo débil, una especie de “agujero” magnético donde la radiación cósmica puede acercarse más a la superficie y afectar los satélites que orbitan la zona.

El problema para satélites y astronautas

Cada vez que un satélite o la Estación Espacial Internacional pasan por encima de esta región, sus sistemas electrónicos reciben más radiación. En algunos casos, los instrumentos fallan temporalmente o registran datos corruptos.
Por eso, las agencias espaciales —como la NASA o la ESA— vigilan cuidadosamente cuándo cruzan la SAA, ajustando operaciones y protecciones.

Incluso los astronautas reportan “luces” en su visión durante esos pasos, resultado de partículas energéticas que atraviesan sus retinas. No es peligroso a corto plazo, pero sí un recordatorio de que el espacio y la Tierra están en constante interacción.

¿Por qué está creciendo?

Según estudios recientes, la anomalía se ha expandido más de un 10 % desde 2014, y su centro se está desplazando lentamente hacia el oeste.
La causa parece estar en movimientos complejos dentro del núcleo terrestre, donde el hierro líquido se agita como un océano incandescente. En esa danza, algunas corrientes generan campos magnéticos opuestos que “cancelan” parte del campo principal.

En palabras simples: el imán del planeta se reconfigura desde dentro, y esa reorganización temporal deja “zonas débiles” como la del Atlántico Sur.

¿Debemos preocuparnos?

No hay evidencia de que la anomalía represente una amenaza directa para las personas. No afecta la salud ni la vida diaria, pero sí nos recuerda la fragilidad de nuestra tecnología y lo mucho que dependemos del equilibrio invisible del planeta.

Algunos investigadores piensan que este fenómeno podría ser una señal temprana de una inversión magnética —cuando los polos norte y sur se intercambian—, algo que ha ocurrido muchas veces en la historia geológica. Sin embargo, no hay pruebas de que esté ocurriendo pronto: los cambios actuales son lentos, a escala de siglos.

En resumen

  • El campo magnético terrestre protege la vida y la tecnología.

  • En el Atlántico Sur existe una zona donde ese campo es más débil.

  • Esa “anomalía” se expande lentamente y afecta satélites y equipos electrónicos.

  • Es un recordatorio de que la Tierra está viva por dentro, y lo que ocurre a 3.000 km bajo el suelo puede sentirse en el espacio.

Una reflexión final

La Anomalía del Atlántico Sur no es una amenaza, sino un fenómeno fascinante que nos enseña algo esencial:
vivimos sobre un planeta que nunca está quieto.
Mientras las brújulas tiemblan y los satélites se protegen, la Tierra sigue moviéndose, respirando y cambiando —igual que todo lo que está vivo.

Fuente: LiveScience – “A massive weak spot in Earth’s magnetic field is growing, scientists discover” (2025)

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