Deuda inmunitaria tras la pandemia de COVID-19

19/12/2022

Deuda inmunitaria tras la pandemia de COVID-19

19 de diciembre de 2022

El debate sobre la deuda inmunitaria causada por la pandemia de COVID-19 no cesa. Las medidas de control para contener al virus han cortado la transmisión de otras muchas enfermedades. Y, como consecuencia, la desaparición de dichas medidas han permitido la reaparición de estos patógenos.

Pensamos en el sistema inmunitario como en un músculo que hay que entrenar o se atrofia. Sin embargo, elinmunólogo de la Universidad de Toronto Colin Furness dice que no funciona así. Ha declarado que “si te expones a un patógeno nuevo y formas memoria inmunitaria, es para toda la vida“. Entonces ¿por qué otros especialistas disienten? Conforme nos hacemos mayores, la inmunidad va a peor, eso es innegable. ¿Cómo se explica entonces?

El sistema inmunitario en gente mayor pierde eficacia en identificar patógenos de la misma manera que pierde agudeza visual o forma física. No hay que ponerse malo muchas veces para tener un sistema inmunitario fuerte. Y menos mal. De hecho, en niños y jóvenes se ha visto que una exposición prolongada y repetida al virus respiratorio sincitial aumenta el riesgo de tener asma ya de por vida.

Otra lectura negativa de la “deuda inmunitaria” es que las restricciones han hecho coincidir a varios tipos de patógenos en un pequeño periodo de tiempo, todo de golpe. Aunque en parte los datos que se han observado podrían deberse a esto, no parece que por sí solos puedan explicar la situación postpandémica.

Además, habría que incluir otro factor más, que perfectamente puede ser la propia COVID-19. Al igual que otros virus, el SARS-CoV-2, además de virus respiratorio, afecta al sistema inmunitario. De hecho, es un virus capaz de dispersarse a otros muchos órganos del cuerpo y mantener la infección activa mucho tiempo.

Envejecimiento de nuestro cuerpo por la COVID-19

Un estudio sobre autopsias de fallecidos con COVID-19 ha mostrado cómo el virus se mantuvo hasta 230 días en el cuerpo antes de fallecer. No podemos menospreciar el efecto de la COVID-19 persistente a largo plazo. Esta pandemia parece habernos envejecido, como concluyen en otro estudio: la infección por SARS-CoV-2 acelera el envejecimiento, como concluye otro estudio. También la COVID-19 envejece tu cerebro.

Sabiendo todo esto, resuenan con más fuerza las palabras de la inmunológa clínica del Hospital St. Joseph de Canadá, Samira Jeimy. Se vuelve evidente que la “deuda inmunitaria” es un término peligroso que confiere connotaciones negativas a las medidas de prevención de la pandemia. Si más adelante tuviéramos que afrontar otra pandemia que necesite estas medidas, es peligroso asentar entre la población la idea de que protegernos nos debilita.

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